Luis
Antonio Capano, hijo de una humilde familia italiana,
emigró a Argentina con sus padres en el año 1900 en
busca de un futuro mejor.
Desde muy
pequeño, había quedado impresionado por los primeros
vehículos autopropulsados que había llegado a ver en
su Italia natal, lo que le llevó con los años a
materializar su idea de construir su propio coche.
Su padre,
Francisco Capano, con mucho esfuerzo pudo enviarlo a
una de las mejores escuelas técnicas de la ciudad de
Buenos Aires y allí recibió la formación de técnico
mecánico que le permitió empezar a trabajar en el
Ferrocarril Oeste, donde llegó a ocupar el puesto de
capataz en los talleres de mantenimiento.
En 1927,
pudo concretar su sueño, compró una motocicleta Indian
1911 de segunda mano, de la que solo utilizó el motor
y las dos ruedas. La transmisión la construyó él
mismo, fabricó un embrague cónico de fibra con una
caja de 2 velocidades y marcha atrás, tras haber
realizado pruebas sin éxito con una transmisión de
poleas variables (que aún se conserva). El chasis lo
fabricó en madera y la carrocería en láminas de acero
remachado.
Este
ingenioso automóvil, fue utilizado por Luís Antonio
Capano durante varios años, hasta que su economía le
permitió adquirir un Ford T.
Al no tener
lugar en su casa para guardar los dos vehículos, hizo
una rifa entre sus vecinos y amigos y el "autito",
como lo llamaban, lo ganó una persona que él no
conocía, pero que era pariente de un vecino.
La historia
termina en que desgraciadamente, se pierde la pista
del auto, nunca más se supo del “autito” de Capano,
del que por fortuna se conservan dos fotografías, en
poder de Alejandro Capano (socio fundador del Citroën
Club de Buenos Aires) testimonio único e impagable del
ingenio de un hombre que pudo y supo materializar un
sueño.
Agradecimientos: Alejandro
Capano, Socio fundador del Citroën Club Bs. As. y
nieto de Luis
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